YO SOY UNICA YO SOY UNIDAD
Puedes pensar que me gusta estar en silencio y sola, cuando yo me siento conectada y acompañada.
Puedes creer que no me importa nada de lo que pasa en el mundo, cuando yo me siento el mundo.
Te puedo parecer una persona tímida, seria o aburrida, cuando yo me siento abierta, amando y disfrutando.
Te puedo parecer normal, cuando yo me siento bloqueada con exceso de información, atrapada en mis miedos y obligada a encajar en las costumbres.
Por lo cual lo que entiendes alimenta tú verdad y lo que entiendo, alimenta la mía.
¿Cuál es el sentido de que cada ser humano viva de manera diferente? Ya hemos vivido las consecuencias de imponer, obedecer y forzar la verdad de unos a otros. Ya hemos luchado para ir en contra de unos y a favor de otros, pero tampoco estamos donde ni cómo queremos. Ya hemos desistido y abandonado nuestras prioridades, nos hemos rendido y tampoco ha sido suficiente.
Incluso hemos vivido la sensación de no saber que es verdad, de no saber quiénes somos ni qué es lo que realmente queremos, de estar perdidos, a la espera o a la deriva, con la ilusión de que algo ocurra, de que alguien cambie o alguien nos ayude, porque no estamos a gusto, no queremos más de lo mismo.
¿Y si la solución es que nos permitamos ser diferentes y dignos por serlo?
Permitirnos ser y elegir, nos permite actuar con sentido propio, encontrar la manera y el momento para hacer algo que nos haga sentir mejor.
¿Y si la clave es recordar que somos libres, responsables y creadores? Como para poder proponer nuevas maneras de hacer las cosas y recordar que la dignidad es la ganancia para todos los implicados, que las diferencias y las dificultades nos pueden acercar y ayudar a redescubrirnos y no sólo nos alejan o separan.
¿Y si dejamos de resistirnos al cambio? Por miedo a lo nuevo, por miedo a dejar ver nuestras infinitas capacidades.
¿Y si dejamos de obligarnos a ocuparnos de lo que no queremos? ¿Para que quienes, si quieran y a quien sí les corresponde, se ocupen?
¿Y si disfrutar es nuestra gran responsabilidad? ¿Para permitirnos descubrir cómo disfrutar cada paso y aclarar cada duda a tiempo?
“Disfrutar” sería nuestra garantía de que estamos avanzando. Y “Elegir” sería hacerlo con un sentido profundo y claro, diciendo “si” a lo que, si queremos asumir y diciendo “no” a lo que no nos pertenece elegir, sería nuestra gran fortaleza y nuestra transparencia a la hora de discernir. Soltaríamos la necesidad de esforzarnos para dar y para recibir, la necesidad de aislarnos o de demostrar, de tener que obedecer y agradar. Ya no “tendríamos” que purificarnos porque nos sentiríamos limpios, ni de protegernos porque nos sentiríamos a salvo, ni de tener que cuidarnos porque nuestra biología se auto regularía de manera orgánica, aceptaríamos nuestra imagen y nuestras formas, encajaríamos en nuestra vida porque habitaríamos nuestros límites, al tiempo que nos sentiríamos uno con todo.
Dejaríamos de mendigar respeto, de explicarnos a oídos sordos y de abrirnos con quienes necesitan seguir cerrados. Seríamos leales a nuestros propios acuerdos sin tener que sufrir porque los demás no lo son con los suyos.
Dejaríamos de enfadarnos cuando solo cabe el deseo de entender.
Dejaríamos de asustarnos con el mensajero para sorprendernos con el mensaje.
Dejaríamos de sentirnos indefensos para atrevernos a vivir la aventura de ser quien realmente somos.
Dejaríamos de predicar para contemplar la maestría que hay en cada instante.
Dejaríamos de sufrir con el antídoto, si reconocemos que le juzgamos de tóxico.
Dejaríamos de escondernos o perseguirnos por sentirnos ajenos.
Empezaríamos a sembrar en abundancia, la “confianza del ser” y dejaríamos de sembrar carencia “por lo que aún no conseguimos hacer”.