BUCEANDO EN MI INTERIOR Auto-observación o Auto-sabotaje

Quiero seguir compartiendo mis experiencias, las que me han servido para conocerme y ser coherente conmigo misma, pero ¿qué es coherencia?… ¿Soy coherente?… Por el momento tengo la certeza y el fruto de ser coherente cuando soy fiel a mí misma, cuando tengo alineado mi pensar, con mi sentir y mi hacer, cuando estoy en el presente, cuando no cabe pasado, futuro, deseo ni miedo, solo la certeza de estar viviendo al máximo cada instante. No tiene nada que ver si tengo más o menos razón, si soy más o menos inteligente, capaz, exitosa, buena o mala. No tiene que ver si soy agradable o desagradable, si me gusta o no lo que hago, si es correcto o no lo que decido, si me entienden o no, si cometo “errores” o no… Pero si tiene que ver, con mi capacidad de re-conocerme, valorarme y aceptar mi punto de partida, mis referencias, mi propósito, el sentido que tiene para mí el momento y la situación, la seguridad en mí misma, la paz interior y la confianza en la vida, son indicadores de que estoy siendo coherente, independientemente de lo placentera o dolorosa que sea la situación.
Puedo reconocer que soy vibración, energía y materia. Tres formas en una me representan como ser humano. Dos de ellas: mis pensamientos y mis emociones son intangibles, pero tan importantes y reales como mi cuerpo físico. Una obra maestra, una criatura divina con la capacidad de olvidar quien es, para experimentar lo que no es, y volver al origen, a lo esencial.
Además de huesos, músculos, órganos, pelo y piel, el ser humano es un canal con la capacidad de conectarse y sintonizar, dependiendo de la frecuencia de su alimento a nivel físico, mental y emocional, conectará con quien se reconozca en algún sentido, con quien necesite intercambiar información para transcender, o con quien comparta la misma calidad frecuencial. El ser humano está hecho de la tecnología más avanzada, aunque no sea consciente de ello o no lo crea.
Cuando hago uso de mis capacidades como ser humano, DECIDO POR MI MISMA: pienso, actúo y me siento responsable de lo que vivo, sin importar el resultado, asumo consecuencias, estoy atenta buscando la mejor salida según cada situación, vivo en paz, con la certeza de estar haciendo lo máximo en cada momento, con la sensación de ser respetable y con la capacidad de respetar todo lo que sea diferente a mí, sean como sean, me siento con la capacidad de probar lo que sea necesario hasta encontrar la opción más asertiva para todas las partes, con la capacidad de ver el potencial, los dones y talentos en mí y en los demás, de compartirlos y permitir que los demás también lo hagan, cada uno a su ritmo, en su forma y en su momento, fluyo y me adapto a los cambios, a los imprevistos, porque me motiva la sed de encontrar el equilibrio y la ecuanimidad. Me siento con la capacidad de verme en un espejo y contemplar mis luces y mis sombras, con la claridad suficiente para salir del plano personal y ver con neutralidad las reacciones de amabilidad de los demás ante lo que les gusta les asustan.
Cuando no hago uso de mis capacidades, DECIDO POR OBLIGACIÓN O POR COSTUMBRE: pienso, actúo y me siento víctima o verdugo, actúo con culpabilidad o culpo a los demás de mí desdicha, juzgo o me siento juzgada, vivo en constante lucha, con esfuerzo, con miedo, con la sensación de ser mejor o peor que los demás, incapaz de respetar todo aquello que sea diferente a mí, me siento en la posición de defenderme o de defender a los demás, de ganar o de perder, con el derecho de decir a los demás lo que tienen que hacer o de cómo hacerlo. Y mientras lo hago, vivo convencida de estar en lo “correcto”. Vivo con una visión ambivalente de la vida porque pienso una cosa, siento otra, quiero otra y hago otra. Mi mente, mis emociones y mi cuerpo tienen cada uno su propio enfoque, y eso me da la sensación de estar desorientada, cargada o agotada, perdiendo el tiempo, y cualquier extra, cambio o imprevisto me termina de hundir, o de amplificar con mayor claridad el bloqueo o el circulo vicioso en el que me encuentro. En estos casos no es agradable verme en el espejo ni es agradable ver a otros porque la inconsciencia no me permite ser neutral, solo puedo ser reflejo o proyección de las reacciones de los demás, sólo puedo alimentar el cansancio, la frustración y el conflicto conmigo misma y con los demás.
¿Auto- sabotaje o auto-observación?…Auto-sabotaje, es ver mi realidad y defenderla o quejarme de ella, es estar en una posición con perspectiva limitada y no darme cuenta de ello, porque me hace pensar que tengo la razón por encima de todo, no me permite empatizar con quienes son diferentes, no me permite sentirme respetada por miedo a no agradar, a ser rechazada, a estar en peligro, o a ser lastimada, me impulsa a usar la fuerza, la huida, la amenaza, la indiferencia, la resistencia, la lastima, la repetición, la lucha, la separación, el premio, el castigo o la exclusión. En este estado, no me gusta lo que hago, lo que soy o lo que siento, y a pesar de lo desagradable que es, es un estado muy común y frecuente en nuestra sociedad actual. Auto-observación, es cuando veo mi realidad desde fuera de mi, desde un punto fuera de lo personal, sin preferencias, sin juicios, sin ponerlo en la balanza del bien y el mal, sin perder la empatía por quienes me rodean, sin perder el propósito de un avance individual y colectivo, puedo ver y entender desde la apertura, la certeza y la tolerancia, encuentro el sentido en cada momento y en cada situación, me permito expresarme y permito que otros se expresen, puedo integrar diferentes perspectivas, aprender a transcender la “dificultad” en “aprendizaje”, acepto quien soy y me reconozco en lo que siento hago, vivo con infinidad y abundancia la sencillez y la naturaleza del ser humano.
Tengo la certeza de que todos los seres humanos tenemos la capacidad de auto-observarnos y conectar con nuestra consciencia, y para desarrollarla, muy frecuentemente elegimos inconscientemente el auto-sabotaje. Porque todo sirve, todo tiene sentido, todo es un proceso en el camino de la Vida.