DEFENDERME o RESPETARME

La defensa es la explosión que nos ayuda a salir de la ira, el miedo y la culpa acumulada en donde nos hemos perdido o quedado paralizados, sometidos o anulados por mucho tiempo y a veces incluso sin ni siquiera darnos cuenta. También puede ser un PATRÓN REPETITIVO en donde nos sentimos atrapados, reactivos y en peligro.

 

El respeto es el bálsamo que usamos para sentirnos y expresarnos con entendimiento, responsabilidad y certeza hacia nosotros y hacia los demás. ES CONSECUENCIA de la introspección y el proceso de recodar/valorar quienes somos en esencia.

 

La defensa nos hace creer que lo que quieren o necesitan los demás, son obligaciones o EXIGENCIAS QUE DEBEMOS CUMPLIR o ELIMINAR por nuestro propio bien.

 

El respeto nos hace sentir con el PODER DE ESCUCHAR A LOS DEMÁS CON INDEPENDENCIA de sus formas y prioridades, al mismo tiempo que con el poder de elegir, proponer, asumir y avanzar hacia la solución más digna, dentro del contexto y nuestra coherencia.

 

La actitud defensiva nos BLOQUEA o ATRAPA en la ESPERA ETERNA, en el JUICIO, la SEPARACIÓN y en lo REPETITIVO. Nos hace sentir dependientes, pobres y desfavorecidos, incluso en medio de la salud, la riqueza y la compañía.

 

La actitud respetuosa nos CONECTA , nos permite a AVANZAR y SOSTENERNOS en un nuevo CAMBIO. Nos hace sentir independientes, plenos y responsables incluso en medio del sufrimiento, el caos y la desolación.

 

La defensa nos hace sentir más, por encima y mejores que los demás. 

El respeto nos hace sentirnos igual de dignos y parte única de todo cuanto existe.

La defensa nos permite ver sólo nuestra perspectiva humana.

El respeto nos permite ver con los ojos del alma y del espíritu.