¿QUÉ ES VERDAD?

¿Qué es la verdad?

Lo que siento, pienso y hago en coherencia es mi verdad. Y si lo reconozco, yo soy mi verdad.

Lo que oculto o ignoro, me controla. Es mi distorsión de mi verdad, expresada en obsesión y/o decepción. Si reconozco mi distorsión, me acerco de nuevo a mi verdad.

Yo soy la vedad que muere para nacer en una nueva verdad.

Me permito reconocer mi verdad para abrirme y volver a nacer, sin juzgarme y sin miedo a ser juzgada.

Me permito decir mi verdad para reconocerme, sin la necesidad de agradar, anular ni anularme.

Reconozco que la verdad con compasión sana a quien la escucha y la siente propia.

Reconozco que la verdad neutral, equilibra a quien se abre de par en par, y altera a quien pone resistencia.

Reconozco que la verdad incluye lo agradable y lo desagradable. Y no siempre vemos sus dos caras.

Reconozco que la verdad empodera si hay transparencia, y debilita si nos ocultamos en ella.

Reconozco que la bondad sin verdad hace sombra. Y la verdad sin bondad quema.

La verdad es cercana a la fortaleza, amiga de la confianza, hija de la responsabilidad, madre de la libertad y espejo del amor.

Mi verdad es mi camino, tu verdad es el tuyo y nuestra verdad nos une aunque no estemos juntos.

La verdad nace sin fachadas, crece sin campañas, sus cimientos son la propia experiencia, su fortaleza son las cicatrices sanadas, su diseño es único y su publicidad es la resonancia conectada.

La verdad desnuda para soltar la vergüenza y la vanidad, atrae para despertar responsabilidad y transparencia, entra para liberar culpa y decepción.

La verdad nos lleva de regreso a casa, para recordar que somos un armónico infinito.

VERDAD Y BONDAD, LA NEUTRALIDAD HACE LA DIFERENCIA

Verdad y Bondad… La neutralidad hace la diferencia.

Al final todo podría ser verdadero y bondadoso, porque todo parte de la mejor versión y entendimiento de nuestra realidad.

Para nuestra mente, todo es como creemos que es. Y así nos sentimos y reaccionamos.

Diferenciar la realidad alineada, de la distorsión de la realidad, sólo es posible cuando hemos encontrado el equilibrio en el desequilibrio, cuando hemos encontrado la transparencia oculta, lo coherente en lo incoherente, la luz que ilumina la oscuridad, la sombra que se ve y crece gracias a la luz, las dos polaridades nacen de la misma base y avanzan hacia el mismo propósito, los dos extremos nacen de una verdad individual y de un interés personal o fraccionado, pero las consecuencias hacen la diferencia entre las partes.

Toda idea transparente o coherente se fundamenta en la responsabilidad de lo que elegimos, permitimos y asumimos. Mientras que toda idea oscura o incoherente se justifica en responsabilizar a los demás, de aquello que elegimos, permitimos, pero no reconocemos ni asumimos.

Toda idea transparente o coherente tiene el propósito de solucionar o asumir. Y toda idea oscura o incoherente tiene el propósito de juzgar o forzar.

Toda idea transparente o coherente nace de la honestidad y genera confianza.
Toda idea oscura o incoherente nace del miedo y genera culpa.

Gracias a la transparencia y a la oscuridad experimentamos la ambivalencia entre la incoherencia y la coherencia. El escenario ideal para desarrollar la maestría de elegir entre la comodidad, la pérdida y el discernimiento.

Podemos vivir cómodos en la incomodidad, perdidos en la guerra o despertar nuestra capacidad de elegir entre reflejos, espejos y realidades, entre iguales, opuestos y complementarios. Las dos polaridades (+) y (-) nos pueden acercar o alejar del centro. Los dos caminos que creamos para salir y volver al punto neutro.

La transparencia refleja e incluye la oscuridad.
La oscuridad oculta y guarda la transparencia.

En la neutralidad encontramos el sentido de cada verdad. La neutralidad hace la diferencia entre las infinitas versiones de la verdad y la bondad.

ESCLAVA DE LO QUE AMO. Atrapada en el amor, de camino al Yo Soy.

Esclava de lo que amo. Atrapada en el amor, de camino al Yo Soy

 

Saber lo que quiero, me despertó.

Hacer lo que quiero, me liberó.

Reconocer mis ritmos, mis formas y mis límites, me llenó de energía.

Recuperé la confianza en mí y en la vida.

El trabajo se convirtió en mi mayor don y mi familia en mi gran tesoro, pero de repente, me sentí agotada.

 

No entendía por qué lo que más amaba se había transformado en lo único importante, incluso más importante que yo.

Me convertí en víctima de mi propio tesoro y convertí mi don en mi propia cárcel.

 

Tenía que vivirlo para poderlo creer.

Mi mayor contradicción me ayudó a recordar que amar no es darlo todo hasta el agotamiento ni esforzarme hasta llegar al vacío existencial, no es convertir la prioridad de cada instante, en la única prioridad para el resto de la vida.

 

Vivirlo me cambió. Comprobé que vivir desde la bondad y la voluntad sin equilibrio, me aleja de la felicidad y pierdo mi libertad.

 

Ahora entiendo que Amar y ser amada no me hace dependiente ni responsable de los demás ni de las circunstancias, no me lleva al sufrimiento ni a la obligación. He recordado que Amar es disfrutar mi capacidad de elegir, con plenitud y transparencia, asumiendo mi responsabilidad y no la de los demás.

 

Ahora entiendo que confianza no es ser aprobada ni tiene que ver con el esfuerzo de dar gusto a los demás.

He recordado que Confianza es creer en lo que siento y permitirme hacerlo, desde la certeza de ser yo la cocreadora de mi propia realidad.

 

He recordado que si elijo, hago o dejo de hacer algo por “los demás” y no por mí misma, estaré poniendo a los demás por encima mío y estaré creando vínculos basados en deuda, obligación, resentimiento, agotamiento, rechazo o separación entre lo que más amo y yo soy.

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