
¿Por qué existen las situaciones difíciles y dolorosas?, ¿para qué?, ¿podemos salir bien librados de ellas? Si podemos, la dificultad o los “problemas” nos dan a elegir dos puertas. Una de las puertas es muy grande y cómoda, es la que nos lleva a conocer el sufrimiento en cualquiera o en todas las facetas, una vez la atravesamos, nos envenenamos y envenenamos a otros y sin ni siquiera darnos cuenta. La otra puerta, es muy pequeña y estrecha, es la que nos lleva al aprendizaje, donde nos encontramos con nosotros mismos y entendemos el sentido que tiene la dificultad en nuestra vida.
Las dos puertas son válidas porque las dos nos permiten avanzar, de maneras diferentes, pero igualmente importantes. Si elegimos la puerta grande caminaremos hacia fuera, a nuestras anchas y posiblemente acompañados, sumando dolor, desarrollando capacidades para defendernos, luchar, rechazar y poner resistencia, enfocados en lo que el otro o los demás tienen que hacer, dejar de hacer o cambiar, preparados para la siguiente experiencia en la misma línea, acostumbrados a que la situación se repita una y otra vez en diferentes medidas y relaciones, nos sentimos cada vez más desconfiados, hechos a justificar juicios, quejas, amenazas y críticas. Si elegimos la puerta pequeña caminaremos hacia dentro, hacia el entendimiento de nosotros mismos, enfocados en ver la herida que tenemos dentro, en lo más profundo, algo que sigue roto o pendiente de limpiar, desarrollando la capacidad de volver a unir e integrar, con la certeza de que al cerrar los temas abiertos en nuestro interior, no volveremos a pasar por lo mismo, porque al bucear dentro y cerrar ciclos, fortalecemos nuestras bases, avivamos nuestras raíces para seguir creciendo a nivel personal y sin ni siquiera darnos cuenta, también crecemos a nivel familiar y social, la sensación al cruzar esta puerta es de agradecimiento y paz interior, porque entendemos el origen de nuestro dolor, y eso nos ayuda a seguir avanzando hacia donde queremos ir, nos permite ver hacia fuera con neutralidad a pesar de que el exterior aparentemente siga siendo el mismo o vaya a peor.
Es humano elegir primero la puerta grande porque es la que nos llevará por cansancio a elegir la puerta pequeña, la definitiva. La puerta grande es EL CAMINO y la puerta pequeña es LA SALIDA.
En la puerta grande las emociones nos superan y en la puerta pequeña las emociones son nuestros guías. Esto explica porque llega un momento en nuestras vidas en donde la dificultad, no deja de existir, pero si deja de ser un camino para convertirse en una salida. Es humano sentir todo tipo de emociones, el problema es perdernos en ellas y dejar de avanzar.
Avanzar es usar la salida, es ir hacia dentro, es volver al origen, al equilibrio, es permitirnos hacer lo que queremos, lo que más nos gusta, sin presionar ni despreciar a los demás porque están eligiendo sus propios caminos y salidas.
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